Hace un par de muchos meses, allá por abril (ni que hubiera pasado tanto tiempo), cuando todavía vivía en san telmo, cuando todavía tenía tres grandes amigas de neuquén y no sólo una (aunque he conocido a más gente de dicha provincia), tomé un taxi a las tres de la madrugada en alguna calle de caballito para irme a casa. esperar el colectivo es una de esas cosas que me puede causar demasiada ansiedad y molestia, sobre todo cuando el truco de encender el cigarrillo para que pase no funciona.
Así que paré el taxi, después de estar cuarenticinco minutos en la parada como un idiota, pensando las cosas más paranoicas (quién es ese que está cruzando; qué es esa sombra que está a tres cuadras; quién es aquel que viene para acá se está acercando más ¿debería cruzar la calle? uf pasó de largo pero ahí viene otro y ese que viene no es mi colectivo y listo voy a caminar hasta algún kiosko cerca para que no me pase nada). Me subí y le di la dirección. En algún momento entabló el conductor conversación conmigo (porque no recuerdo haber entablado yo conversación con él) y me empezó a contar detalles de su vida, que en resumidas cuentas era algo así:
"Tengo un título en administración de empresas y sé hablar cuatro idiomas: español, inglés, italiano y portugués. Viví en Inglaterra y Barcelona gran parte de mi vida y ahora estoy viviendo acá. No es que no tenga ofertas de trabajo, pero no voy a trabajar por un sueldo tan bajo con el perfil que tengo. Encima que me entrevistan chicos de unos veintitantos años que no saben nada. Prefiero vivir de taxista, escojo mi horario y trabajo lo que quiero. Si trabajo unas dieciocho horas tengo una buena calidad de vida, es decir, llego a mi casa, como bien, la coloco un rato si mi señora me lo permite, y tengo plata".
Cuando me bajé no sabía si decirle adiós o lo siento, pero espero haber escuchado mal y que en realidad dijo ocho vez de dieciocho. Los taxistas son raros; de alguien escuché alguna vez que la mejor forma de informarte sobre una ciudad es a través del taxista. Siempre terminan contándome sus historias, no sé si porque parezco estar interesado, si porque soy extranjero o lo hacen con todo el mundo. Uno me contó que una vez tuvo que pedir dinero en la calle por la pobreza en que vivía, pero que logró, finalmente, conseguir su actual trabajo. Otro me contó cómo es la dinámica del empleo: uno alquila el taxi por una cierta cantidad de horas y todo lo que gana en ese tiempo es suyo; o bien puede tener su propio automóvil y trabajar para una empresa (ahí no sé bien cómo es porque el que me lo contó alquilaba). El carro se puede alquilar por ocho, doce o dieciocho horas, según recuerdo.
En algún momento consideré que sería interesante ser taxista, pero la verdad preferiría ser remisero o hacer realidad mi sueño de manejar un camión y recorrer américa por carretera.
1 comentario:
Yo quiero manejar un camión y recorrer el mundo por carretera!
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