Estaba en la colonia la Cima. Su carro, una camioneta marca Isuzu color verde, estaba a un metro de él estacionada en la acera. Al otro lado de la calle estaba la policía, esperando a algún fiscal o alguna orden para remover el cadáver. Alrededor del círculo habia personas de pie, observando en silencio la muerte. Cada vez eran más los que observaban sin poder decir nada, como si el miedo les hubiera cortado la lengua. El cuerpo yacía inerte sobre la acera; lo rodeaban conos que decían PNC y cinta amarilla. Estaba cubierto con una sábana de dibujos.
1 comentario:
Lo peor es que se ha vuelto cotidiano. Ves muerte a cualquier lado que volteés la mirada.
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