de roque dalton, en pobrecito poeta que era yo
entonces ella ha cerrado lentamente -pero con una fuerza indócil -evidenciada por el temblor de las pestañas -los ojos magníficos -que te miran como si recién te descubrieran -en el regazo de la primera mañana del mundo -sus párpados han secretado juegos de amor -y se han deslizado hasta cubrir la honda pupila negra -como cuerpos desnudos de hombres y mujeres -hermosos y silentes -cayendo en su propio pozo tibio -y ha echado la cabeza hacia atrás -con un gesto rápido -truncado por los sobresaltos que vienen del corazón -de más abajo y de más hondo aún -de esa mancha oscura -agreste -que entre las piernas ha tomado para sí todo el tiempo -toda la existencia -el universo de estos minutos innombrables -gesto que ha desparramado la larga cabellera negra -haciéndola caer desde la cama como una planta poderosa sobre la almohada que reposa ya en el suelo -la barbilla perfecta -a pesar de la partidura ondulada que refleja el tacto y el papel del dios gracioso en el mundo de los órdenes clásicos -perfila el buque puro y blanco -a medio hundir -erguido y retador -reclamador de crímenes de gigantesca jerarquía -el cuello tenso desnudando con el plic-plic de las arterias la ansiedad -la premura -la búsqueda de ese momento inminente que puede resolverse con la ascensión hasta los astros o con el sumergimiento de las manos y el gesto en cierta ira incomparable -sólo tal vez vecina de lo peor -del desprecio -(que además se tratará de disfrazar -bajando los ojos -y diciendo con voz oscura algunas ternezas que no caben en ninguna parte así) -oh tú desnudo -caes -muerdes -tienes los dos animales redondos de su pecho entre las manos -has trasladado bruscamente el peligro del fin -desde el dulce abismo hasta las cercanías del corazón que quiere jugar un poco más -el rosado botón se te escapa de los dedos sabios y temblorosos -guerreros e hijos -animales de otra raza más dura y maridos de esas hebras blanquísimas que bajo la piel estallan y conducen las corrientes del vértigo -has besado su boca llena de saliva dulce -tu peso ha hundido el barco en el cielo -cerca de ti -y has hecho concavidades de los signos conexos -la cabellera ha venido del suelo y es como un nido entre los dos pechos -tus brazos invaden y se apropian de todo -protegen del mundo para atacar mejor -tu sientes en tu lengua y los dientes las suaves granulaciones y ahí muerdes -y oyes gemir -y sientes el placer que siente Dios cuando maneja el hilo de la tormenta -bajo el aroma de las ropas recién arrancadas (que como muertos animales multicolores -han quedado silenciosos en ese otro mundo -diseminados sobre la alfombra) -bajo las esencias opalescentes -surge el olor a mujer -el escondido en cada poro -oh el olor a bestia preciosa -hace husmear -mojar la frente en la axila recóndita -ir por los brazos y su fina vellosidad que acaricia las mejillas y los labios -te has incorporado a medias -lo suficiente para ver a toda la mujer desnuda -tu parte en la donación del mundo -a la mil veces vencida en el último minuto -a la mil veces espectante ante tu gran asalto -postergado con pequeños asaltos -y esa es tu perdición -porque tus ojos han sido arrastrados al centro del universo -a la gran flor oscura -a lo que queda de la noche que hizo a esta mujer -y que sintetiza su alma -sus idiomas -sus gritos -que retrata su debilidad y su destino -el lugar de donde tú mismo vienes -y al que sabes que habrás de volver -siempre -para combatir la destrucción -el odio -la sequía de la sangre que te mueve y te alza -caes entonces -retornas en tempranía -y clavas tu lengua dura y alegre -ágil como las músicas matutinas de tu país -te ves nacer de nuevo -cara a cara con el chorro de la vida -los sabores te tocan con dedos de cera húmeda y pétalos de cobre -hay para llenar tu fecha la salumbre de un terreno fresco -como abonado con lágrimas y peces -suaves rincones rosados -y celestes -cuyo temblor mismo suena -y huele -y toca -y se deja ver -y sabe doblemente -tu propio segundo corazón te avisa de entre las piernas: aún hay un rito feroz que estás a punto de olvidar -tu vientre piensa salvajemente -con la oportunidad de los animales -trata de detener el ángel blanco que viene caminando -desbocado por otras venas -pero también anhela verle fuera y hundirse bajo el impacto de su sombra generatriz -caer bajo sus alas desatadas -sin saber por qué -ni cómo- ni en nombre de qué nivel de la naturaleza principalmente melódica -pero tu lengua es tu tercer corazón -vuelve a imponerse por un nuevo breve siglo -y recorre el territorio radical desde los enmarañamientos a la miel -desde la oscuridad última que vieron tus ojos al nacer a la luz hasta los niveles que reclaman castigos y sevicias-ubicas entre la vecindad alucinatoria -entre el asomamiento al centro de los centros -otro segundo corazón- mismo y contrario -mínimo pedernal de estos desfiladeros dramáticos- padre maternal de la chispa que corre hasta los pies y las muñecas- y corona los finos dedos de la mujer con el disfraz de la fiereza -o el terror- o los movimientos de la muerte- las venas son sus propias enemigas- al aire no cabe ya-la saliva ha huido- dejando en su lugar un agua tenue- herencia de haber nacido entre musgos y piedras alegremente podridas por la exhuberancia del clima -alzas el rostro como el dormido que se levanta de un jardín cuando viene la lluvia- y ves el panorama de la mejor desgracia- tienes ya preparada la victoria- frente a ti sólo queda un gran ramo de pequeñas derrotas y súplicas contra la piedad- subes hacia el rostro mojado- depositas tu mejor corazón en la noche mientras el mundo salta a sus ejes antiguos -siguen hablando aún, es una forma de vida, peligrosa cuando tienes tan-cultivada-alma, solitario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario